En una sociedad en la que con frecuencia se presentan conflictos, el diálogo es la mejor herramienta para prevenirlos o superarlos y promover la convivencia. Implica una actitud de respeto y consideración por el otro, así como la convicción de que es posible solucionar los desacuerdos mediante el razonamiento y la comunicación.
El diálogo a tiempo permite que las personas expresen los malestares y que el conflicto sea abordado en sus fases iniciales. No obstante, se vuelve indispensable para terminar conflictos que han causado mucho daño, más que la mera conversación, es el encuentro de personas, de sus ideas, proyectos, sentimientos, valores y temores. Por ello, requiere de:
- Habilidades
verbales: Hay que saber qué se quiere decir y seleccionar las
palabras adecuadas. No es lo mismo estar molesto que indignado, o
desesperanzado que nostálgico.
- Empatía: Se
debe saber compartir los sentimientos; en primer lugar, tener la habilidad
de comprender lo que el otro siente, ponerse en su lugar
- Asertividad: Se
debe ser capaz de decir lo que se siente y se piensa, con sinceridad,
pero sin herir o dañar a la otra persona. Es llevar de la mano la
franqueza y el respeto
- Compromiso: Procurar
que lo que se diga, se prometa o se acuerde, se lleve a la práctica. Es
dotar a la palabra de confianza.
Recomendaciones prácticas para el diálogo:
- Promover
la confianza a través del contacto visual.
- Concentrarse
en lo que está diciendo la otra persona y evitar dar nuestra opinión.
Situarse a una distancia apropiada con una actitud de escucha.
- Evitar
gestos nerviosos y distractores.
- Asentir
con la cabeza para que el interlocutor se dé cuenta de que estamos
siguiendo su conversación.
- Evitar
interrupciones como contestar el teléfono o atender a otras personas
simultáneamente.
- Usar
palabras para estimular la conversación, como: «continúa, qué más...».
- Hacer
preguntas que aclaren determinados aspectos.
- Parafrasear
para que el interlocutor sienta que estamos captando la esencia de lo que
quiere transmitir.
- Evitar, en todo momento, juzgar, evaluar o descalificar al interlocutor.
La colaboración.
Etimológicamente, colaboración significa laborar, trabajar en grupo, o un trabajo o actividad que se hace en compañía de otros. No es el mero apoyo o ánimo que viene de fuera, sino que alguien se ha puesto a trabajar junto a otra persona.
La colaboración implica:
- Una
meta común, que no solo se establece, sino que se siente como de todos
- Un
esfuerzo compartido y coordinado.
- Una
actitud de apertura a los demás, a sus ideas y proyecciones.
- Compartir
las consecuencias del trabajo, sus éxitos y fracasos
En caso de conflicto intragrupal: Permite conocer las condiciones que lo generaron, porque dentro de los mismos integrantes están quienes han influido en su origen y, a la vez, están quienes pueden colaborar para encontrar una salida creativa y adecuada
En caso de conflicto intergrupal: No para
conspirar contra s oponentes, sino para tener una mayor variedad de ideas de
cara a la solución, Además, en una etapa del abordaje del conflicto, el
oponente se convierte en un colaborador para la resolución.
Integrantes:
- Anaya Olmedo, Jefferson Adonay #4
- Martínez González, Nahomy Camila #19
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